En esta entrada

Uno de los argumentos clave para el creciente protagonismo de las fuerzas armadas en la seguridad pública en México ha sido la idea de que los soldados han aprendido a ponderar el uso de la fuerza letal, para así mejorar su respeto a los derechos humanos. 

Investigaciones recientes como las de Intersecta demuestran que, al contrario, la letalidad del ejército va al alza, y que la Sedena no rinde cuentas sobre la capacitación de su personal en materia de derechos humanos y tampoco muestra algún indicador sobre su eficacia. Aunque la tasa de letalidad del ejército en 2019 (6.4) es menor que en 2017 (14.7), que la tasa sea mayor que 1 siempre es indicativo de posibles abusos de la fuerza letal.

Como hemos visto en entradas previas de esta serie de análisis –Descifrando la conferencia presidencial de seguridad-, es importante observar y examinar la actuación de las fuerzas de seguridad federales, en especial la Sedena y la Guardia Nacional, en distintas regiones del país, tales como el noreste. 

El índice de letalidad

Más de la mitad de los incidentes de uso de la fuerza letal por parte del ejército ocurren en el estado de Tamaulipas. Cuando nos enfocamos en esta entidad, se puede observar que la letalidad del ejército se ha disparado a partir de 2017, incluso superando la cifra registrada en 2012 y por los datos obtenidos hasta el momento, 2020 será el año más letal registrado.

¿Porqué se subió la letalidad?

La letalidad se refiere a la razón entre los “presuntos agresores” que resultan muertos y los heridos en incidentes violentos. En el caso de Tamaulipas, el crecimiento de este indicador no se debe a que el ejército ha logrado detener a más civiles, sino más bien, a que cuando la Sedena utiliza la fuerza letal en la entidad, cada vez hay menos personas heridas y más fallecen como resultado de los enfrentamientos.

¿Por qué el índice de letalidad de la Sedena es casi 5 veces más en 2019 (20.4) respecto al 2017 (4.3)? 

En entrevista, el General Luis Cresencio Sandoval, secretario de la Defensa Nacional, ha afirmado que “ahí [en el municipio de Reynosa, Tamaulipas] la delincuencia es más agresiva hacia las instituciones de seguridad, ya que enfrenta al Ejército, a la Marina y en la actualidad a la Guardia Nacional y las fuerzas estatales.” El general Sandoval fue comandante de la octava zona militar, con base en Tamaulipas a partir de abril 2016, luego comandante de la cuarta región militar (que contempla Nuevo León, San Luis Potosí y Tamaulipas), a partir de diciembre de 2017.

Violencia armada

Como estado fronterizo, Tamaulipas ha sido una de las entidades federativas más violentas durante la “guerra contra el narcotráfico”, un punto importante para el flujo de bienes ilícitos y la entrada de armas al territorio mexicano, además de extorsiones y secuestros de migrantes. Existe, como en otras entidades, un conflicto violento entre los grupos de delincuencia organizada. No obstante, Tamaulipas está lejos de ser la única entidad que experimenta violencia de esta naturaleza, en varios estados se han vivido incidentes dramáticos en donde los grupos delictivos realizan actos violentos contra el gobierno (ej. Sinaloa o Michoacán).

En la siguiente gráfica se puede observar que la cantidad de incidentes violentos que resultan de la presencia del ejército en la cuarta región militar (Nuevo León, SLP y Tamaulipas) es muchísimo más alta que en otras regiones con niveles similares de violencia armada. Mientras que en las demás regiones hay una relación lineal entre la incidencia de homicidios con arma de fuego por cada mil habitantes y la incidencia de incidentes violentos por cada mil efectivos desplegados, la cuarta región ocupa una escala propia.

Podemos asumir que hay dos factores que generan los incidentes letales entre las fuerzas federales de seguridad y los grupos delictivos: la presencia tanto de agentes de seguridad y de grupos delincuentes, así como el comportamiento de los agentes y  de los grupos delictivos.

Aunque es posible que los grupos delictivos en Tamaulipas sean más violentos hacia las autoridades que en otros estados, hay que revisar las particularidades de la actuación del ejército en esta región.

Las consecuencias

En agosto pasado, El Universal publicó un video filtrado en donde un soldado mató a un civil herido por orden de un compañero en Nuevo Laredo, Tamaulipas. 

El índice de letalidad es un indicador de abusos de la fuerza por parte de las autoridades, tal como el incidente antes citado que ocurrió en Nuevo Laredo, y otros.

En la entrevista mencionada, el general Sandoval sugirió que “en la actualidad” es la Guardia Nacional y las fuerzas estatales las que están al frente de la estrategia de seguridad en zonas como Tamaulipas, los datos indican que no es el caso. La Guardia Nacional tiene 3,067 personas desplegadas en el estado y la Sedena 3,972; sin embargo, durante su primer año de operaciones, la Guardia ha estado involucrada en 14 incidentes violentos (según una búsqueda exhaustivade las fuentes disponibles) y la Sedena ha reportado 124. 

Durante 2020 (hasta julio) la Sedena mantuvo 18,664 soldados desplegados en “Operaciones para la construcción de la paz” (Sedena – solicitud de acceso a la información con folio 0000700230920), que incluye el despliegue “permanente” de 4,750 efectivos en zonas urbanas con altos índices delictivos en los estados de Coahuila, Durango, Guanajuato, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Nuevo León, Oaxaca y Tamaulipas (Sedena – 0000700231120). Desde octubre de 2020 la Sedena también ejerce el mando operativo de la Guardia Nacional, que pone a su disposición una fuerza operativa de más de 180 mil soldados, marinos y policías federales.

Descargar los datos.