Durante los últimos 4 años, México ha vivido la época más violenta del siglo XXI, superando la tasa de homicidios alcanzada al inicio de la “Guerra contra el narcotráfico”. Desde 2018, nuestro país es uno de los más violentos de América Latina, a su vez la región más violenta del mundo.
En esta entrega de la serie Descifrando [consulta aquí las anteriores] analizamos diversos aspectos del fenómeno de los homicidios cometidos con arma de fuego – que son la mayoría (> 70%) del total de homicidios – y proponemos algunas interpretaciones a las distintas cifras disponibles. En la siguiente entrada de este blog, continuará la discusión sobre la presencia de las armas de fuego en México y el esfuerzo nacional e internacional para reducirla.
¿Las armas: factor detonante o agravante?
Aunque la cantidad de homicidios cometidos con otros medios también ha aumentado, y de hecho sigue la misma tendencia que los homicidios con armas de fuego, el crecimiento de estos últimos ha sido dramático en la última década. De 2007 a 2019 se cuadruplicó la cantidad de homicidios con armas de fuego y se duplicó la cantidad de homicidios cometidos con otros medios. Entre 2000 y 2005 los homicidios con arma de fuego representaron la mitad del total, hoy en día es el 70%.
Dado que la gran mayoría de las armas ilícitas encontradas en México proviene de los Estados Unidos (EE.UU.) (70% de las armas reportadas por México a la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos [ATF] entre 2014 y 2018), la falta de regulación de la producción y venta de armas del otro lado de la frontera se considera un factor importante. Por ejemplo, un estudio afirma que a partir del 2004 se ha incrementado la violencia homicida en los municipios cercanos a puntos fronterizos con los EE.UU. En este mismo año expiró la prohibición de venta de armas de fuego militares, con la excepción de los municipios adyacentes al estado de California, en donde se mantuvo esta regulación. No obstante, los autores enfatizan que la presencia de armas incrementa la violencia en condiciones de inestabilidad política, y no son el único factor detrás de la violencia.
En la siguiente gráfica, se puede observar que, incluso en los estados del norte de México, no ocurrió un incremento generalizado en los homicidios cometidos con arma de fuego sino hasta el 2007. En años anteriores al 2010, el crecimiento en los homicidios por arma de fuego fue mucho más acelerado en esa región, alcanzando una tasa de 46 por cada 100 mil habitantes. La violencia armada ahora es más heterogénea, con una tasa de 24 homicidios con arma de fuego por cada cien mil habitantes en el norte, y de 19 en las demás entidades federativas.
La dispersión de la violencia homicida implica que, entre otros factores, el flujo de armas y cartuchos dentro del país ocurre sin dificultades o interrupciones mayores para la delincuencia organizada, un tema que discutiremos en la próxima entrada de Descifrando.
El enfoque en la prohibición de las armas de asalto como un factor en los homicidios se debe a que la mayoría de las armas aseguradas por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) son armas largas. Ante la falta de un registro nacional de armas ilegales encontradas y, por consiguiente, de datos confiables sobre el tipo de armas recuperadas, los aseguramientos que realizan las fuerzas armadas son los más estudiados. No obstante, datos recientes del ATF muestran que la mayoría (65% en 2019) de las armas reportadas por México como incautadas son de tipo pistola o revólver, y la misma tendencia se observa en los registros de la Fiscalía General de la República (solicitud de acceso a la información con folio: 0001700788620).
Para diseñar políticas de seguridad y de control de armas que reduzcan el nivel de violencia armada, es indispensable conocer qué armas están disponibles. Lamentablemente, menos del 2% de los registros de homicidios en México identifican el tipo de arma utilizada.
¿Cómo es la distribución geográfica de los homicidios con arma de fuego?
Cuando se presentan en las conferencias de prensa presidenciales reportes y datos sobre homicidios, es común que se haga referencia a su concentración geográfica. Por ejemplo, en marzo y abril de 2021 se afirmó que la mitad de los homicidios ocurren en sólo 6 estados (Guanajuato, Baja California, Jalisco, Michoacán, Chihuahua y el Estado de México), y que el 26% acontece en 15 municipios.
La concentración de los homicidios en un grupo de municipios no es una tendencia nueva y aplica también a los homicidios con armas de fuego. De 2007 a 2019, el 29% de los homicidios con arma de fuego se concentró en 15 municipios. En algunos momentos, la violencia ha estado más aglutinada: por ejemplo, en 2010 el 48.5% de los homicidios ocurrió en solo cuatro estados, y 24.6% solo en Chihuahua.
No obstante, es importante entender que los homicidios con arma de fuego se ubican en algunos centros de población: en el siguiente mapa se puede explorar la diferencia entre tendencias estatales y municipales de 2000 a 2019.
Tocar cada estado para explorar los datos al nivel municipal
Agresiones (homicidios) con armas de fuego (CIE-10 X930-X959). Fuente: INEGI
¿Cómo se experimenta la violencia con armas de fuego por sexo?
Las víctimas del homicidio en México tienden a ser varones, una característica aún más pronunciada en el caso de los homicidios por armas de fuego. Entre 86 y 90% de las víctimas del homicidio de 2000 a 2019 fueron hombres, y entre 92 y 94% de los homicidios se cometieron con arma de fuego. No obstante, mientras que los homicidios de hombres se incrementó 406% entre 2007 y 2019, los homicidios de mujeres aumentó 344%. En el mismo periodo, las armas de fuego fueron utilizadas en la mayoría de los homicidios contra mujeres, subió del 35 al 57%.
Comparado con los hombres, es más común que los homicidios de mujeres ocurran dentro de su vivienda. En el periodo 2007-2019, el 30% de los asesinatos de mujeres ocurrió en su hogar, mientras que el 50% de los homicidios de hombres ocurrió en la vía pública. En el caso de los homicidios con arma de fuego, la mayoría de los homicidios contra mujeres y hombres ocurre en la calle, sin embargo, el 22% de los homicidios con arma de fuego contra mujeres ocurre dentro de la vivienda.
¿Qué dice la tasa de homicidios sobre la situación general de seguridad?
Entre todas las tendencias delictivas que se presentan en el informe mensual de seguridad de las conferencia matutinas, la de homicidios es la de mayor importancia; y no solo por su impacto en términos humanos. En teoría, los homicidios son los delitos con menos subregistro, debido a que se cuenta con las actas de defunción, sin embargo, durante 2019, el 92.4% de los homicidios no denunciado. Cuando se habla en la conferencia presidencial de tendencias en el índice delictivo -que se mide por el número de averiguaciones previas o carpetas de investigación iniciadas- se refiere a menos del 10% del universo de los delitos cometidos. Según los autores del Índice Global de Impunidad, el uso de esta métrica crea un incentivo perverso para reducir la cantidad de delitos registrados, y no avanzar en el trabajo esencial de construir sistemas de justicia más eficaces y confiables.
Hay mejores fuentes de datos para el delito de homicidios. El gabinete de seguridad utiliza cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), que son reportadas por entidades estatales, pero también existe el conteo anual de homicidios registrados en certificados de defunción realizado por el INEGI, que no solo se considera más confiable, sino que sugiere inconsistencias y posibles manipulaciones en los datos del SESNSP.
Además de realizarse bajo una metodología rigurosa, el registro del INEGI contiene más información; por ejemplo, añade el año y entidad en que ocurrió el delito, y no solo la fecha en que fue registrado. La gran desventaja es que los datos son reportados anualmente con cifras para el periodo anterior, actualmente hay datos disponibles hasta 2019.
Ante la falta de datos confiables y completos sobre el delito en México, la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes con base en los registros del INEGI es uno de los indicadores más importantes sobre la situación real de inseguridad en el país.