Hoy en día, la violencia armada es más aguda y extensa que en cualquier otro momento de la llamada guerra contra el narcotráfico iniciada en 2006. Además, nunca se habían desplegado tantos militares y fuerzas federales para contener la problemática. Discursivamente, las estrategias de las fuerzas de seguridad están enfocadas en el aseguramiento masivo de armas, la realidad no es así.
Desde 2015, el esfuerzo combinado del ejército (SEDENA), la Marina (SEMAR), la Policía Federal y la Guardia Nacional no ha logrado reducir la presencia de armas ilegales. En 2020 se han incautado no más de 9 mil armas, mientras que en 2011 se aseguraron 38 mil 547.
¿Por qué ha bajado la cantidad de armas aseguradas?
La respuesta más obvia es que hay menos aseguramientos, pero también menos armas aseguradas en cada decomiso. Esta observación ayuda a entender la estrategia para contener el flujo de armas en México.
Las fuerzas de seguridad no desagregan los datos de sus aseguramientos; para el propósito de este análisis, es necesario asumir que todas las armas aseguradas por una corporación de seguridad, en una fecha y municipio, son parte del mismo aseguramiento.
Desde este punto de vista, se observa que la mayoría de los aseguramientos de armas ocurren en pequeñas cantidades: más de la mitad (54%) de los aseguramientos de armas por el ejército, Marina, Policía Federal y Guardia Nacional entre 2006 y 2020 solo incluyeron de 1 a 5 armas.
El 2009 fue el año en el que más armas fueron obtenidas en cada aseguramiento, con un promedio de 4.5 armas por evento; a partir de ese año, ha disminuido. 2011 es el año en el que más armas fueron aseguradas en su totalidad, sumando 10 mil 852 eventos y 38 mil 168 armas. Entre 2016 y 2020, el ejército, Marina, Policía Federal y Guardia Nacional nunca han logrado asegurar más de 8 mil armas en un año, con un promedio de armas aseguradas de entre 1.9 y 2.2 por evento.
El decremento en los aseguramientos de armas se podría interpretar como consecuencia de la saturación del mercado y la disponibilidad de refacciones y partes para su mantenimiento; sin embargo, esa interpretación parece errónea si observamos la misma tendencia a la baja en el decomiso de cartuchos, pues éstos no son de uso único.
Los datos muestran que algunas explicaciones sobre la disminución de armas y cartuchos asegurados por las fuerzas militares y federales son más congruentes que otras. Las menos robustas son las que señalan que se ha reducido el número de armas o ha menguado la intensidad de la actividad delictiva. Por otra parte, parece que ha habido cambios en la estrategia de las fuerzas de seguridad o por parte de los grupos delictivos.
¿Qué sabemos de la estrategia de contención al tráfico de armas?
El ejército reporta el 79% de las armas recuperadas por las fuerzas armadas y otras instituciones de seguridad federales. El programa sectorial de defensa nacional 2020 a 2024 define así las acciones para aplicar la Ley Federal de Armas de Fuego: “operaciones de intercepción terrestre, mediante el despliegue de Puestos Militares de Seguridad fijos y móviles” – en otras palabras, patrullas y retenes. Además, opera una campaña de canje y destrucción de armas.
Durante la OpenGovWeek organizada por el Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI) en 2021, el Mayor Rubén Gonzalo Estrada Gutiérrez de la SEDENA mencionó: “la Secretaría de Defensa Nacional todos los días participa tanto en operativos, actividades de patrullaje y control en caminos, brechas, carreteras para frenar un poco el flujo e ingreso de este tipo de armamento.” Además de “despliegues de personal en cada una de las diferentes rutas que vienen del norte del país o del sur donde puede incurrir este flujo de rutas de armas.”
El General Luis Cresencio Sandoval, Secretario de la Defensa Nacional, presentó un mapa de las rutas ilícitas mencionadas, de drogas en un sentido, y de flujo de armas en el sentido opuesto.
En contraste, por vía de transparencia, la SEDENA ha informado que “no realiza decomisos u operativos para combatir el tráfico de armas, únicamente lleva a cabo aseguramientos en casos de flagrancia delictiva” (folio 2800100053421). Respecto al método de despliegue y patrullaje, “no existe una metodología o estrategia que determine el despliegue del personal militar, siendo un factor determinante el nivel de incidencia delictiva que exista en cada entidad” (folio 0000700147921). Por su parte, la Guardia Nacional menciona la coordinación diaria con autoridades locales para “conocer las problemáticas regionales” (folio 2800100053721), y para la SEMAR su despliegue es “de forma aleatoria” (folio 0001300071721).
El patrón geográfico de aseguramientos durante los 5 años previos a la intervención mencionada por el General Sandoval (2015 a 2019) muestra evidencia de la intervención en las rutas del tráfico de armas, también da cuenta de la alta penetración de armas al interior del país, y de que la mayoría de los aseguramientos ocurren en el destino final de las armas (en zonas violentas, con elevados niveles de homicidios cometidos con arma de fuego).
Si analizamos la ruta del Pacífico, en Tijuana se ubica uno de los mayores puntos de aseguramiento de armas en el país, en cinco años se aseguraron 919 armas de fuego, y fueron cometidos 5 mil 466 homicidios con arma de fuego. En los municipios de Sonora y Nogales hay más armas aseguradas que homicidios cometidos con armas de fuego, indicando una contención al flujo de las armas. No obstante, se observa el impacto del flujo de armas a través de la costa, sobre todo en municipios como Culiacán y Acapulco.
En la ruta del Golfo podemos observar que en varios municipios fronterizos de Tamaulipas hay una concentración importante de armas, que supera la tasa de homicidios por arma de fuego, por ejemplo, en Reynosa ocurrieron 710 homicidios con arma de fuego entre 2015 y 2019, pero se aseguraron 2021 armas. El caso tamaulipeco es particular debido a que no solo es un punto de entrada de armas, sino también un destino, posiblemente esto se relaciona con la alta conflictividad entre grupos delictivos y el ejército.
Como mostramos en una entrada previa de Descifrando, en un año ocurren 23 enfrentamientos por cada mil soldados desplegados en la región militar que contempla Tamaulipas, una tasa desproporcionada sobre la actuación del ejército a comparación de otras regiones militares, incluso cuando se toma en cuenta la tasa de violencia homicida.

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La violencia del ejército en Tamaulipas
En el centro del país, donde convergen las rutas y donde ha crecido la violencia homicida en los últimos años, se ha asegurado una gran cantidad de armas de manera heterogénea en distintos municipios.
La poca cantidad de armas aseguradas en comparación con el nivel de homicidios en la Ciudad de México o en estados de la ruta centro como Chihuahua, probablemente se debe a que en estas entidades hay más policías estatales y municipales o menos involucramiento de las fuerzas armadas. Datos de la FGR sobre las armas registradas por los ministerios públicos, muestran que la Ciudad de México es la entidad donde más armas han sido aseguradas entre 2015 y 2019 (4 mil 755 armas, comparado con 582 reportadas por las fuerzas de seguridad y militares), seguido por Chihuahua (4 mil 314 comparado con 1 mil 114).
Violencia y aseguramientos
El reducido tamaño de los aseguramientos de armas por las fuerzas armadas sugiere, tal como lo aseguran las autoridades, que su labor se ha enfocado en mantener una presencia en zonas con altos índices de violencia y delincuencia, en vez de emprender una estrategia focalizada y basada en la inteligencia sobre las rutas del tráfico de las armas.
La reducción en la cantidad de aseguramientos coincide con la reducción general en el nivel de conflicto entre el ejército y presuntos delincuentes en el mismo periodo. Esto no significa que los aseguramientos ocurren en contextos de conflicto entre el ejército y grupos delictivos – solo el 4.1% de los aseguramientos entre 2007 y 2020 ocurrieron en el mismo día y municipio de una agresión reportada por la SEDENA -, sino que la capacidad para asegurar armas que tiene el ejército depende de su nivel de interacción con la delincuencia.
Alternativas a la estrategia militarizada
Además del aseguramiento de armas en flagrancia como resultado de patrullajes y retenes, se decomisan armas en las aduanas y a través de los programas de canje.
Las aduanas del país han hecho una contribución mínima a la reducción de armas en el territorio: menos de 2 mil armas y 1 mil 500 cartuchos entre 2012 y 2018. Donde más aseguramientos se realizaron fue en las aduanas de Sonoyta y Nogales, Sonora; Nuevo Laredo y Reynosa, Tamaulipas; Tijuana y Mexicali, Baja California; Colombia, Nuevo León y Ciudad Juárez, Chihuahua.
En su momento, las campañas de canje de armas al parecer fueron exitosas. Entre 2013 y 2017, los ciudadanos entregaron más armas de forma voluntaria que las que el ejército logró asegurar mediante patrullas y retenes. Empero, desde 2013 ha disminuido la cantidad de armas entregadas por esa vía.
Los decomisos de armas en aduanas y las campañas de canje no afectan a los grupos delincuenciales, dado que es muy poco probable que trafiquen armas a través de las aduanas (al menos, sin la colusión de las autoridades) y no es dable que participen en canjes.
La mayoría de las armas recuperadas en aduanas y por campañas de canje son armas cortas, mientras que la mayoría de las armas recuperadas por fuerzas militares son largas, lo cual sugiere que la estrategia militar impacta directamente a los grupos delictivos. En la discusión política se habla más de las armas largas, debido a que se vincula el crecimiento en delitos cometidos con armas de fuego con el vencimiento de la prohibición federal sobre la venta de armas de asalto en los Estados Unidos en 2004, pero también debido a los datos reportados por la SEDENA.
No obstante, las armas recuperadas por la Policía Federal y la Guardia Nacional que han sido registradas en delitos por los ministerios públicos del país (de acuerdo con la FGR), son en su mayoría armas cortas. En los certificados de defunción por homicidio rara vez se menciona el tipo de arma utilizada; en realidad no hay evidencia suficiente sobre cuáles armas representan el mayor peligro para los ciudadanos en México.
Bases de datos
Armas aseguradas por las fuerzas militares y de seguridad federal al nivel municipal, 2006 a 2020
Nombre: armas-aseguradas_2006-2020_Fecha_Municipio_SEDENA-SEMAR-PF-GN
Nivel: Estado y Municipio
Periodicidad: 2006 a 2020, fechas exactas
Formato: CSV
Autoridades: SEDENA, SEMAR, Policía Federal, Guardia Nacional Direcciones Especiales (Guardia Nacional - ex Policía Federal).
Fuentes: SEDENA 0000700103021, SEMAR 0001300044421, Guardia Nacional* 2800100057421
Armas aseguradas por las fuerzas militares, seguridad y justicia federal, 2006 a 2020
Nombre: armas-aseguradas_2006-2020_Anio_Estado_SEDENA-SEMAR-PF-GN-FGR
Nivel: Estado
Periodicidad: 2006 a 2020, anual
Autoridades: SEDENA, SEMAR, Policía Federal, Guardia Nacional Direcciones Especiales (Guardia Nacional - ex Policía Federal), Guardia Nacional Coordinaciones Territoriales (Guardia Nacional Militar - solo 2020), Fiscalía General de la República (FGR)
Formato: CSV
Fuentes: SEDENA 0000700103021, SEMAR 0001300044421, Guardia Nacional 2800100057421, FGR 0001700036721
Notas sobre datos y acceso a la información
Como muestra la base de datos de la FGR, es indispensable conocer el esfuerzo civil en el control del tráfico de las armas, ya que en algunos estados como Aguascalientes, Baja California, la Ciudad de México y Jalisco, este esfuerzo rebasa las cifras reportadas por las instituciones militares. Una hoja de cálculo incluida, acaso por accidente, por la FGR en respuesta a la solicitud con folio 0001700788620, sugiere que existen registros detallados que permiten entender dónde los registros de las fuerzas armadas terminan, y dónde los registros de los civiles empiezan. En cuanto se consiga mejor información, se publicará en este sitio web.