Según Wolf Grabendorff, editor del libro “desde principios de este siglo ha habido un cambio profundo en las tareas de las Fuerzas Armadas en la mayoría de los países”.

En el contexto de la desintegración de los estados latinoamericanos, esta ampliación de tareas militares implica que “se están convirtiendo cada vez más en el poder de veto dentro de las democracias frágiles y en el poder de facto dentro de los regímenes autoritarios”.

Entre los 13 perfiles nacionales y los cuatro estudios regionales presentados en el libro, se desarrolla un marco conceptual clave para entender la nueva etapa de evolución en las relaciones cívico-militares, y sus implicaciones para el desarrollo democrático. Sobre todo, los autores plantean un desafío para una sociedad civil marginada de la conversación: identificar a qué intereses sirve la militarización y colaborar hacía una reforma del sector militar a nivel regional.

En conversación con Wolf, Samuel Storr presentó los principales hallazgos del Programa de Seguridad Ciudadana y abrió un debate sobre los incentivos de participación para las instituciones militares, su poder de veto acumulado a través de los años y las implicaciones para el desarrollo de una vía civil.

La tercera ponente, Estefanía Vela Barba, Directora Ejecutiva de Intersecta, habló del impacto de la intervención militar haciendo referencia a su informe Las dos guerras, en el cual, analizan los enfrentamientos en los que se vieron involucradas las Fuerzas Armadas, respecto a los homicidios de mujeres, durante el periodo del 2007 al 2018.  

Vela Barba preguntó: “¿Cómo, a pesar de que se acumula la evidencia de que esta estrategia no funciona, y no solo que no funciona sino que genera otros efectos dañinos, la apuesta por esta institución persiste una y otra vez”.